28 de noviembre de 2016

Síndrome de Burnout

El burnout laboral o síndrome de quemarse en el trabajo, es un trastorno emocional de definición reciente que está relacionado con el entorno laboral y las condiciones de trabajo. El empleado que está expuesto de manera continua a altos niveles de estrés, carga de trabajo excesiva, poca autonomía, malas relaciones en el trabajo y ausencia de apoyo en su entorno, falta de formación para desempeñar las tareas, etc., puede llegar a padecer un estrés crónico que acabe provocando el burnout. 

Aunque al principio las manifestaciones y el malestar sólo se extienden a la vida laboral, finalmente también llegan a alcanzar, en casi todas las situaciones, la vida social y familiar del trabajador afectado. Las principales manifestaciones de este síndrome son: sentimiento de agotamiento, fracaso e impotencia, baja autoestima, poca realización personal, estado permanente de nerviosismo, dificultad para concentrarse, comportamientos agresivos, dolor de cabeza, taquicardia, insomnio, bajo rendimiento, absentismo laboral, aburrimiento, impaciencia e irritabilidad, comunicación deficiente...   

El síndrome de burnout es un proceso que va creciendo de manera progresiva si no se toman medidas para impedirlo. La frustración comienza a estar presente de manera constante y en algunos casos, los trabajadores pueden llegar a abusar de los psicofármacos, del alcohol y las drogas. Incluso pueden llegar a tener síntomas depresivos, de psicosis o ideas de suicidio.

Curiosamente, este síndrome suele aparecer en personas que han elegido su oficio de manera vocacional ( enfermería, medicina, profesorado...) siendo poco frecuente en las personas que están obligadas a desempeñar el mismo.

La prevención  de este síndrome debe comenzar en la empresa del empleado. Sin embargo, lo que queremos promover desde aquí, es una prevención individual. Para ello, se debe adquirir una actitud asertiva, estableciendo una relación comunicacional, sin discutir, ni someterse a la voluntad del resto de compañeros y defendiendo las propias convicciones. También es recomendable que se modifiquen las expectativas que se tienen en el trabajo. No se trata de  renunciar a las propias ambiciones y aspiraciones, simplemente debe buscar un punto intermedio que se ajuste más a la realidad y ver la situación como una oportunidad para aprender y crecer en otros ámbitos diferentes.
 




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