6 de diciembre de 2016

Cuidado de las manos


Es muy habitual el problema de las manos estropeadas, las manos delatan mucho de una persona, desde la edad al trabajo.
La piel de las manos no se diferencia mucho de la del resto del cuerpo, sin embargo, las usamos continuamente y están desprotegidas Siempre están al aire, por lo que para mantenerlas sanas las debemos cuidar.
Es diferente la piel de la palma a la del dorso:
En el dorso, tiene folículos pilosos, melanocitos y muy pocas glándulas sebáceas. La dermis del dorso es muy fina y muy fácil que se deshidrate. No hay casi tejido adiposo y está más desprotegida a las agresiones ambientales y mecánicas.
En la palma, no hay folículos pilosos, pero si más cantidad de glándulas sudoríparas y sebáceas. Además, la dermis contiene más fibras y grasa, este es uno de los motivos por los que la piel de la palma es algo más resistente

La piel es una barrera protectora en la que los lípidos naturales protegen de la deshidratación, sin embargo, algunas personas tienen esa barrera mucho más fina por lo que las manos son más sensibles a los factores que las pueden estropear, secar y agrietar.
El frío es uno de los factores clave involucrados en que la piel se deteriore más fácilmente.
El dorso al no contener glándulas sebáceas es más fácil que no retenga agua y se deshidrate.
Las manos se secan, pican, se pelan, se inflaman, se forman grietas y hasta pueden aparecer eczemas.

Motivos por los que pueden estropearse:
Especialmente en invierno, los cambios bruscos de temperatura.
La humedad, con el aire frío hacen que la piel se seque más
Mojarse las manos a menudo, aunque sólo sea agua
Lavarse con detergentes demasiado agresivos
Uso de productos químicos demasiado agresivos, detergentes, disolventes…
Contacto con productos en el trabajo como polvo, jardinería, cementos, tierra
El esfuerzo mecánico
Problemas crónicos de falta de lípidos, uso de fármacos o dolencias como el hipotiroidismo, diabetes o psoriasis.

Cuando se lavan las manos es preferible el agua fresca a muy caliente, ya que elimina la capa lipídica natural y provoca mayor deshidratación y sequedad.
Procurar lavar las palmas que es la parte más resistente (la que más se ensucia) intentando evitar el uso del jabón en los dorsos. A ser posible utilizar sólo agua.

Secar posteriormente las manos con cuidado mediante una toalla de algodón, no dejarlas secar al aire y menos al aire libre.
Utilizar jabones sin detergentes, ni alcohol (como suelen ser muchos geles bactericidas), que contengan productos astrigentes. Una vez lavadas las manos y después de secarlas se deben hidratar inmediatamente.

Es preferible que la crema a usar sea cremosa y con alto contenido en lípidos, son preferibles los ungüentos a las cremas que a la vez tengan la capacidad de formar una película protectora y reparadora.
Es muy útil el uso de guantes para proteger las manos. Pero también nos van a ser útiles para ayudar a penetrar los activos y repararlas, se pueden usar guantes de algodón si las manos están irritadas y pican.
Se puede utilizar también un guante no muy ajustado de plástico o un film, formará una película oclusiva que ayudará a que la crema sea más efectiva.

Es preferible el uso de las cremas durante más veces (cada vez que se laven las manos y durante el día) que una vez al día, aunque sea muy nutritiva y oleosa.

Cuando se aplica la crema, se debe también aplicar en uñas y cutículas, estas se van a secar igual.

Algunas veces el problema se agrava y aparecen fisuras. Las grietas sangran, siendo dolorosas, por lo que es necesario utilizar productos terapéuticos.
Cuando se trata de eczemas o grietas infectadas es preferible acudir al dermatólogo que recetará el producto más adecuado, que puede ser corticoides que actuarán como antiinflamatorios y antibióticos en el caso de que se hayan infectado. Y cuando existen grietas, es preciso que la crema sea muy cicatrizante y protectora.


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