12 de diciembre de 2016

Juicing





Es considerado una forma muy práctica, deliciosa y trendy de tomar más cantidad de verduras y frutas de lo que normalmente solemos ingerir. Se remonta a cerca del 150 a.C, cuando se considera que se comenzaron a hacer zumos con las pretensiones de aportar energía. Son muchos los artículos de revista, youtubers, influencers…que hablan sobre lo importante que es tener una dieta equilibrada y cuidar y limpiar nuestro organismo.


Cuando alguien se propone bajar de peso o empezar a tener una vida más saludable, lo primero en lo que piensa es en ingerir más frutas y verduras, además es conocido que las frutas y verduras ayudan a reducir el riesgo de tener enfermedades. El juicing nace como alternativa para ingerir una buena cantidad diaria recomendada de nutrientes, desintoxicarse, ganar energía, perder peso… entre otros. Pero, como todo, tiene sus pros y sus contras.

Nutricionistas apoyan el juicing desde el punto de vista de complemento, no de sustitución, pues los zumos pueden aportar muchos nutrientes pero una dieta a base de zumos nos llevará a carencias nutricionales. Los zumos se digieren rápidamente lo que provoca hambre mucho antes posibilitando que la persona empiece a comer compulsivamente y de manera descontrolada, provocando dolores de cabeza, elevaciones de azúcar en sangre…

Según la asociación Americana del Cáncer, los zumos aportan variabilidad a la dieta y puede ser una buena opción para tomar vegetales y frutas, especialmente en personas que tienen algún problema en la masticación o al tragar y ayudan al cuerpo a absorber algunos nutrientes que contienen los vegetales y frutas. Sin embargo, el menor contenido en fibra de los zumos, los hace mucho menos saciantes que las verduras y las frutas enteras.

Lo importante es conseguir unir los ingredientes y nutrientes adecuados a través de la ingesta en forma de zumo o con las piezas enteras. Las vitaminas C y B se absorben más fácilmente en forma de zumo, mientras que las vitaminas A, E o la K se aprovechan más cuando se realiza la digestión completa.

Los mejores alimentos o los más recomendados son: verduras de hoja verde (como las espinacas, col rizada, acelga…), kiwi, papaya, pomelo, pimientos rojos, brócoli, fresas, naranjas, espárragos y ajos. Eso sí, se recomienda evitar las frutas que sean muy blandas como plátanos o melocotones.


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