15 de diciembre de 2016

Hábitos tóxicos: Alcoholismo

El alcoholismo se trata de una adicción patológica a las bebidas alcohólicas que afecta a la persona, a los allegados y a la sociedad, por lo que supone un problema de salud pública. La dependencia del alcohol puede ser resultado de una predisposición genética, enfermedades mentales o un consumo de alcohol abusivo y prolongado en el tiempo y abusivo o una combinación de estos factores. El factor más fácilmente modificable y fundamental es la exposición continuada al alcohol, por lo que es necesario concienciar sobre los efectos negativos que tiene el alcohol sobre nuestra salud.

El consumo sostenido e incontrolado de alcohol aumenta las probabilidades de sangrado de estómago o esófago, daños en páncreas e hígado, desnutrición, cáncer de esófago, hígado, colon, cabeza, mamas...; hace más difícil el control de la presión arterial alta, y provoca problemas cardíacos, "hormigueo" en brazos o piernas, debilidad muscular y dificultad para orinar. También ocasiona daños en las neuronas, que  pueden afectar a la memoria, razonamiento y  elcomportamiento. La esperanza de vida puede reducirse hasta en 20 años.
Con frecuencia, las personas beben para sentirse mejor. Pero el alcohol puede empeorar problemas personales, familiares o sociales, causar problemas de sueño o empeorarlos y aumentar el riesgo de suicidio. Además el consumo incontrolado de alcohol puede llevar a accidentes automovilísticos por pérdida de las capacidades necesarias al volante, incidentes por la pérdida de la sensación de peligro como caídas o ahogamiento, reacciones violentas... En general, cuanta más cantidad de alcohol se haya bebido y durante más años, mayores serán las consecuencias. Los problemas de salud más frecuentes como la cirrosis suelen producirse después de 15 o 20 años de consumo.

Las causas de los daños al organismo pueden tener dos orígenes:
1. El alcohol tiene un efecto directamente irritante.
2. Con el uso continuado, puede llegarse a desnutrición. Ciertas vitaminas o proteínas puede que no se tomen, o no sean absorbidas.
Los problemas se producen de forma progresiva. Puede haber una etapa asintomática. Así, los problemas pueden pasar de reversibles a irreversibles.
Los daños que produce sobre los tejidos nerviosos se deben a la acción combinada del alcohol y la falta de vitaminas. Los problemas más comunes del SN son: neuropatía periférica, Wernicke, Síndrome de Korsakoff y degeneración cerebelar.
El alcohol que circula alrededor de los vasos sanguíneos los daña. El corazón aumenta de tamaño y presenta un tono muscular flácido. Por ello, tiene que hacer más esfuerzo. El pulso y la presión sanguínea aumentan. Se producen dificultades respiratorias, arritmias y edemas que pueden poner en peligro la vida.
Una vez que el alcohol circula por los fluidos, pasa por el hígado donde es transformado.
Hígado graso: se queman un menor número de grasas cuando el alcohol, está más fácilmente disponible que otros compuestos. Se nota la presencia del hígado bajo el tórax y no hay dolor. Recuperación: dejar de beber.
Si no se deja de beber, las células del hígado pueden inflamarse, produciéndose  Hepatitis. Síntomas: disminución del apetito, náuseas y vómitos, dolor abdominal, ictericia.

Si continúa bebiendo aumentará el número de células muertas y a veces se producen cicatrices en hígado que forman Cirrosis. La cicatrización de tejidos del hígado y disminución de su capacidad de funcionamiento es irreversible.

La cirrosis puede llevar a muchas complicaciones causa de muerte como varices esofágicas o ascitis. La causa es que la cicatrización evita el paso de sangre a través de los vasos que conectan el intestino con el hígado. Fallo hepático: 70 % del hígado está dañado, deja de funcionar, estupor, coma y muerte.

Sistema Respiratorio: baja resistencia a infecciones, así como a deficiencias nutricionales, por eso son más susceptibles de Neumonías y Tuberculosis.

En pequeñas cantidades puede:
Perturbar la razón y el juicio. Falsa sensación de seguridad.
Retardar los reflejos.
Dificultar el habla y el control muscular.
Provocar pérdida del equilibrio.
Disminuir la agudeza visual y auditiva.
Relajar y disminuir la ansiedad.
Dificultar la capacidad de reacción.
Desinhibir, provocar falsa sensación de euforia, locuacidad.
Irritar las paredes del estómago e intestino.
Náuseas y vómitos por irritación y lesión de las paredes del estómago.
Alterar la absorción de sustancias nutritivas necesarias para el organismo.
Dilatar o expandir los capilares.

Según diferentes parámetros, como la cantidad de alcohol, antecedentes familiares, estado de salud, frecuencia de consumo..., consumir alcohol en grandes cantidades llevará a: pérdida de conocimiento, dificultar la respiración, muerte por coma etílico, parálisis respiratoria y compromiso cardiovascular.
El momento, la persona, tolerancia o el estado de ánimo influyen para padecer de maneras muy distintas los efectos.

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