17 de diciembre de 2016

Beneficios del baile


Bailando desafiamos nuestra mente y estimulamos la conectividad cerebral. No hay barrera de edad.
Podemos beneficiar la salud emocional, mental, física y general.
Es una gran actividad para aquellos con riesgo de enfermedad cardiovascular.  Así como la respiración y pérdida de peso. Mejora la flexibilidad, fuerza y resistencia.
La mayoría de clases comienzan con un calentamiento que incluye ejercicios de estiramiento.
Elimina el estrés: ayuda a prevenir la leve depresión y mejora la confianza propia. Dado que la danza es una actividad social, ayuda con los sentimientos de aislamiento. La socialización contribuye a una alta autoestima y actitud positiva. Bailar proporciona muchas oportunidades de conocer personas. Unirse a clases de baile puede aumentar la autoestima y desarrollar habilidades sociales.

Puede aumentar la memoria y prevenir la aparición de la demencia, así como aumentar la agudeza mental. Algunas personas con Alzheimer son capaces de recordar memorias olvidadas cuando bailan la música que solían conocer.

El baile es un excelente ejercicio cardiovascular; aumenta nuestra capacidad pulmonar, la flexibilidad y firmeza de los músculos; educa nuestros hábitos posturales...
Ayuda en la prevención y tratamiento de la osteoporosis. Cuestión a tener en cuenta, especialmente, por las mujeres que hayan pasado la menopausia. Además, mantiene las articulaciones lubricadas, ayuda a prevenir la artritis.

Bailar aumenta los niveles del colesterol bueno y disminuye los del malo. A las personas con diabetes, les ayuda a controlar el nivel de glucosa.

Equilibrio y coordinación: ayuda a fortalecer los músculos, disminuyendo la propensión a lesiones. Y se mejoran los reflejos.

Se despiertan emociones, lo que facilita la expresión de sensaciones, sentimientos y estados de ánimo de forma natural. De esta manera podemos conectar con nosotros mismos y las emociones que reprimimos, que pueden canalizarse de forma saludable.
Además, es una forma de expresión creativa lo que ayuda a conectar con uno mismo, potenciando y fomentando la espontaneidad y creatividad.
Bailar supone una distracción placentera y relajante. Al suponer una distracción, ayuda a la mente a descentrarse de problemas y preocupaciones.

Al estar bailando el cerebro ha de “reinventarse” continuamente y hacer uso de la plasticidad cerebral, lo que provoca que las neuronas estén muy activas.
La improvisación, nos ayuda a enfrentarnos mejor frente a problemas en los que hay múltiples soluciones (pensamiento divergente), mientras que la danza muy estructurada depende de movimientos muy precisos y estructurados hace que el pensamiento se ejercite en problemas en los que hemos de encontrar una única respuesta (convergente).
Cuando aprendemos a bailar y vamos enlazando pasos, aumenta la sinapsis neuronal.
Bailar puede revertir la pérdida de volumen del hipocampo, estructura cerebral clave para la memoria. Es uno de los mejores remedios contra el envejecimiento cerebral.

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