Los períodos más prolongados de sueño profundo se observan en personas activas y con una tiroides hiperactiva; asociados con metabolismos más rápidos.
La privación de sueño está relacionada con cambios metabólicos: aumentan los niveles de cortisol (hormona implicada en la respuesta al estrés) en sangre, disminuye la capacidad del organismo de procesar glucosa y el control del apetito se altera.
Los períodos reducidos de sueño están asociados con menor tolerancia a la glucosa y mayor concentración de cortisol en sangre. En ayuno, el elevado nivel de glucosa y de insulina indica que la administración de glucosa es inadecuada. Y la baja tolerancia a la glucosa es un factor de riesgo para la diabetes tipo 2.
Hay relación entre una corta duración habitual del sueño y el aumento de peso. Una duración reducida del sueño se asoció a cambios en las hormonas que controlan el hambre; los niveles de leptina (reductora del apetito) eran bajos y los de grelina (estimulante del apetito) altos.
Además, las personas con falta de sueño tienen menor probabilidad de ser físicamente activas, lo que deriva en menor gasto energético.
Además, las personas con falta de sueño tienen menor probabilidad de ser físicamente activas, lo que deriva en menor gasto energético.
Para saber más:
- Knutson K.L. et al. (2007). The metabolic consequences of sleep deprivation. Sleep Medicine Reviews 11(3):159-62
- Spiegel K. et al. (2005). Sleep loss: a novel risk factor for insulin resistance and Type 2 diabetes. Journal of Applied Physiology 99:2008-19
- Van Cauter E. et al. (2007). Impact of sleep and sleep loss on neuroendocrine and metabolic function. Hormone Research 67:2-9
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